Archivo de 27 August 2007

Todavía lloramos. Y qué bueno que así sea.

Las lágrimas rara vez hacen mal.

Son siempre una catarsis, una liberación, una forma de decir que nadie es autosuficiente.

En esta confesión de franqueza humana se esconde un acto de humildad de quien reconoce que llegó a una encrucijada.

Y, cuando esto hiere demasiado, los ojos dicen lo que la boca no consigue pronunciar.
 
Hay lágrimas de dolor, lágrimas de amor, lágrimas de alegría incontenible, lágrimas de tristeza, lágrimas silenciosas de paz y de ternura lágrimas de gratitud por un elogio realizado en el momento preciso, lágrimas de esperanza, lágrimas de inocencia.
 
Pero también hay lágrimas de vergüenza, de necedad, de desafío, de chantaje, de egoísmo por no haber conseguido lo que se quería.
 
Hay quien llora por cualquier cosa y hay quien tiene vergüenza de llorar, cuando llorar era la única cosa decente que podía hacerse.

Es muy probable que existan cosas mucho más bonitas que una persona llorando en paz.
 
Pero, después de las siete maravillas del mundo, muy bien se podría proponer una octava: Un monumento a la persona que todavía llora por amor y, que además, no tiene vergüenza de mostrar que dentro de ella habita un sentimiento noble.

De las cosas más bonitas que conozco, una de ellas es la sonrisa de una persona… y otra, la lágrima silenciosa de alguien que desea comenzar de nuevo…
 
“Un cobarde es incapaz de mostrar amor, hacerlo esta reservado para los valientes”

Gandhi

Mi querido lobo:

Como luna quiero seguir dándote luz en las ocuras noches, seguir tu camino a dónde quiera que vayas. No todos los caminos son hierba, ni todas las noches son claras, tampoco todas las canciones son risas ni tampoco son lágrimas, pero aún y así, quiero seguir a tu lado sin el condicionante del tiempo, solo quiero seguir con el compromiso de tu amor , ese amor que caldea mi núcleo, mi alma…

Tengo toda una vida para amarte y no quiero desperdiciar un sólo segundo en cosas vanales o triviales. Necesitaría de dos, o tres, o tal vez más vidas para poder entregarte todo mi amor, pero… sólo dispongo de ésta luz y éste momento, por ello mi amor es tan intenso, no quiero que se pierda un ápice de él entre mis dedos.

Algunas veces sueño con que los dos somos lobos, o los dos somos luceros y desde una montaña obsevo como corremos juntos o como lucimos al unísono.

Hablé con el sol y el me dijo que hablase con el tiempo, hablé con el tiempo y él me dijo que hablase con la paciencia, hablé con la paciencia y él me dijo que hablase con el amor, hablé con el amor y el me dijo que hablase con la vida, hablé con la vida y ella me dijo que hablase con la sabiduría.

A la sabiduría le pregunté porqué los sueños no pueden hacerse realidad, ella me contestó que cuando tenemos un deseo y no lo podemos conseguir lo convertimos en sueños, los sueños los sentimos como inalcanzables y eso nos hace sentirnos mejor porque nadie piensa que un sueño se convierta en real. Pero si a ese sueño le damos la luz del sol, lo mantenemos en el tiempo ayudándonos de la paciencia y lo cuidamos con mucho amor, tal vez algún día le daría las gracias a la vida.

También me dijo que no perdiera nunca los sueños, porque ese pequeño milagro que se llama soñar nos mitiga de lo inalcanzable dándonos ilusión y fuerzas para seguir manteniéndolos latentes.

Así que…. con mis fantasías y realidades, con lo posible y lo imposible, con las presencias y las ausencias, quiero seguir amándote.