Mi querido lobo:
Como luna quiero seguir dándote luz en las ocuras noches, seguir tu camino a dónde quiera que vayas. No todos los caminos son hierba, ni todas las noches son claras, tampoco todas las canciones son risas ni tampoco son lágrimas, pero aún y así, quiero seguir a tu lado sin el condicionante del tiempo, solo quiero seguir con el compromiso de tu amor , ese amor que caldea mi núcleo, mi alma…
Tengo toda una vida para amarte y no quiero desperdiciar un sólo segundo en cosas vanales o triviales. Necesitaría de dos, o tres, o tal vez más vidas para poder entregarte todo mi amor, pero… sólo dispongo de ésta luz y éste momento, por ello mi amor es tan intenso, no quiero que se pierda un ápice de él entre mis dedos.
Algunas veces sueño con que los dos somos lobos, o los dos somos luceros y desde una montaña obsevo como corremos juntos o como lucimos al unísono.
Hablé con el sol y el me dijo que hablase con el tiempo, hablé con el tiempo y él me dijo que hablase con la paciencia, hablé con la paciencia y él me dijo que hablase con el amor, hablé con el amor y el me dijo que hablase con la vida, hablé con la vida y ella me dijo que hablase con la sabiduría.
A la sabiduría le pregunté porqué los sueños no pueden hacerse realidad, ella me contestó que cuando tenemos un deseo y no lo podemos conseguir lo convertimos en sueños, los sueños los sentimos como inalcanzables y eso nos hace sentirnos mejor porque nadie piensa que un sueño se convierta en real. Pero si a ese sueño le damos la luz del sol, lo mantenemos en el tiempo ayudándonos de la paciencia y lo cuidamos con mucho amor, tal vez algún día le daría las gracias a la vida.
También me dijo que no perdiera nunca los sueños, porque ese pequeño milagro que se llama soñar nos mitiga de lo inalcanzable dándonos ilusión y fuerzas para seguir manteniéndolos latentes.
Así que…. con mis fantasías y realidades, con lo posible y lo imposible, con las presencias y las ausencias, quiero seguir amándote.